General Deheza: mensajes cruzados, tensión política y fuertes declaraciones tras la manifestación gremial de SUOEM

La manifestación realizada en General Deheza por el gremio SUOEM, que reclama mejoras salariales y condiciones laborales, provocó una intensa repercusión a nivel local. Diversos actores sociales y políticos expresaron su postura a través de comunicados, declaraciones y publicaciones que reflejan la tensión generada por la protesta.

Monica Siccardi, esposa del intendente Eduardo Pizzi, escribió en redes sociales:
“No somos una ciudad de mierda”, en respuesta a las declaraciones de la secretaria del SUOEM Río Cuarto, quien se refirió a la ciudad en esos términos en un mensaje cargado de emotividad y defensa hacia su comunidad, Mónica expresó “Nací en este pueblo, mi querida ciudad hoy. Somos un pueblo solidario, acogedor y de trabajo. Estoy segura de que no somos un pueblo de mierda”, expresó en un extenso texto donde agradeció el apoyo recibido ante lo que calificó como un momento difícil para la gestión y su familia.

Por su parte, el presidente del Concejo Deliberante, Miguel Marengo, sostuvo que “obramos bien, tenemos tranquilidad en eso”, al tiempo que acusó al gremio de tener “intereses personales” por encima de las necesidades reales de los empleados municipales.

Desde la Asociación Empresarial General Deheza (AEGD), también se pronunciaron ante el conflicto con un comunicado institucional que remarca la necesidad del “respeto mutuo y la escucha activa, priorizando el bienestar colectivo” como camino para la resolución de conflictos.

Una de las declaraciones más polémicas fue la de la concejal de Alternativa Vecinal, quien comparó al gremio con “parásitos” y acusó a sus referentes de “usar a los empleados para escalar políticamente”. Aseguró que las denuncias de acoso laboral y bajos salarios son falsas y afirmó que durante la actual gestión se logró una importante recomposición salarial: “Un empleado del corralón ganaba $359.000 y hoy percibe $1.700.000”, señaló.

Además, criticó fuertemente la alteración de la vida cotidiana de la ciudad provocada por la movilización: “Es una vergüenza que nuestros hijos tengan que ingresar a las escuelas por otra puerta o cambiar sus horarios por esta gente que no sabemos quiénes son ni de dónde vienen”, remarcó.

El conflicto sindical continúa generando divisiones en la comunidad, con un tono cada vez más elevado en los intercambios públicos, y sin una resolución inmediata a la vista.